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Cómo limpiar el aluminio

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El aluminio es un metal ligero, duradero y muy presente en ventanas, persianas, utensilios de cocina, estructuras exteriores, marcos, etc.

Aunque resiste bien al paso del tiempo, si no se limpia correctamente puede perder brillo, acumular manchas e incluso oxidarse.

Aquí tienes una guía completa para mantener el aluminio limpio, brillante y protegido, usando tanto remedios caseros como productos especializados.

¿Por qué limpiar el aluminio?

Limpiar el aluminio no solo mejora su estética, sino que protege la superficie metálica de daños. En concreto:

  • La oxidación sobre aluminio (contacto con humedad, suciedad o agentes contaminantes) puede afectar la capa protectora natural de óxido de aluminio, haciendo que el metal se vea opaco o manchado.
  • Las huellas, la grasa o la contaminación ambiental (polvo, lluvia, partículas industriales) tienden a acumularse, oscurecer y deteriorar el acabado.
  • Un aluminio bien cuidado dura más, mantiene sus propiedades estéticas (brillo, color, textura) y además requiere menos esfuerzo de limpieza a largo plazo.
materiales necesarios para limpiar aluminio

Herramientas y materiales necesarios

Antes de empezar, conviene tener preparado lo siguiente:

  • Paños suaves de microfibra o algodón.
  • Esponja no abrasiva.
  • Cepillo de cerdas suaves (cuando haya zonas con suciedad incrustada).
  • Agua tibia.
  • Jabón neutro o detergente suave.
  • Vinagre blanco.
  • Bicarbonato de sodio.
  • Limón (o jugo de limón).
  • Productos especializados para limpieza de metales o abrillantadores de aluminio, si deseas un acabado más profesional.
  • Guantes de protección (para evitar irritaciones, sobre todo con productos ácidos).
  • Paño seco para el secado final.

Paso a paso para limpiar aluminio correctamente

A continuación, te detallamos los pasos a llevar a cabo para una correcta limpieza del aluminio.

Preparación de la superficie

Retira polvo y suciedad suelta con un paño seco o un plumero. Hazlo con suavidad para evitar rayar el aluminio.

Si hay partículas de arena o polvo pesado, sácalas antes de aplicar líquidos.

Limpieza básica

Mezcla agua tibia con jabón neutro. Moja la esponja o paño no abrasivo, escúrrelo bien y limpia la superficie en franjas uniformes.

Evita chorreones fuertes que se sequen y dejen marcas.

Tratamiento de manchas y oxidación leve

Si la superficie tiene manchas oscuras, oxidación ligera o está apagada:

  • Vinagre blanco: diluido en partes iguales con agua, aplicado con paño suave. Deja actuar unos minutos antes de restregar suavemente, luego enjuaga.
  • Bicarbonato de sodio: puedes hacer una pasta con agua y aplicarla sobre la mancha; deja que actúe y frota suavemente.
  • Limón + sal: cortar un limón, espolvorear sal sobre él y frotar la superficie con la misma pulpa + sal. El ácido del limón ayuda a disolver depósitos, la sal actúa como abrasivo suave.

En algunos manuales también aparece el kétchup: enrojecido por su acidez puede ayudar a eliminar manchas de oxidación. Aplicarlo durante unos minutos y luego enjuagar bien.

Pulido del aluminio

Una vez limpia la superficie, si quieres que recupere brillo:

  • Usa productos pulidores específicos para aluminio o metales.
  • Utiliza paños de microfibra, aplicando con movimientos suaves y preferiblemente siguiendo la dirección del grano del metal. Evita movimientos circulares si la superficie tiene un acabado marcado, ya que pueden generar reflejos irregulares.
  • También puedes aplicar una capa protectora como cera para metales o un sellador adecuado para aluminio, que ayuda a preservar el brillo y facilita limpiezas posteriores.

Enjuague y secado

Muy importante: después de usar productos de limpieza o remedios caseros, enjuaga con agua limpia para eliminar residuos.

Seca completamente con un paño suave. Si queda humedad, puede generar manchas de agua o empezar corrosión.

Particularidades según tipo de aluminio

  • Aluminio blanco (marcos, ventanas, persianas): tiende a amarillear con la exposición solar, la contaminación ambiental o por acumulación de grasa. Para recuperar el blanco, los métodos que combinan jabón neutro + vinagre o agua + bicarbonato funcionan bien.
  • Aluminio anodizado o lacado: exige cuidado extra; evita ácidos fuertes o productos abrasivos ya que pueden dañar el recubrimiento protector.
  • Aluminio exterior expuesto (barandillas, estructuras, fachadas): la exposición al clima (lluvia, sol, contaminación) acelera la suciedad y oxidación, por lo que conviene aplicar protección y limpiar con más regularidad.
  • Utensilios de cocina de aluminio: suelen tener suciedad de calor, restos de alimentos quemados; en estos casos, hervir agua con vinagre o usar bicarbonato para remojo puede ayudar.

Consejos extra para que tu aluminio se mantenga como nuevo

La clave para conservar el aluminio en buen estado a lo largo del tiempo es la limpieza regular.

Aunque no siempre sea posible hacer una limpieza profunda, al menos una limpieza superficial frecuente ayuda a evitar que el polvo y la suciedad se acumulen hasta convertirse en manchas difíciles.

Después de cada limpieza, es recomendable aplicar un abrillantador o sellador específico para aluminio.

 Este tipo de productos no solo realzan el brillo, sino que además forman una barrera protectora contra la humedad, la suciedad y los rayos solares, especialmente en superficies expuestas al exterior.

Es importante evitar el uso de productos abrasivos como lanas de acero, estropajos metálicos o sustancias como cloro puro o ácidos concentrados, ya que estos pueden dañar o rayar la superficie del aluminio, deteriorando su aspecto.

Por seguridad, conviene utilizar guantes durante la aplicación de productos químicos y mantener el espacio bien ventilado, sobre todo cuando se emplean productos ácidos o especializados.

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